Reseña de la llegada de los corsos a la zona de Paria:

Los corsos son los nacidos en la Isla de Córcega, pequeña isla perteneciente a Francia y que se encuentra a 170 Km. al sur de las costas de esta, muy cerca de la Isla de Cerdeña y de las costas de Italia. Podría decirse que es un continente en miniatura (8.700 Km2, 183 Km. de largo, 83 Km. de ancho) situado en el golfo de Génova, en el corazón del Mediterráneo. 1.000 Km. de arena, de calas y de golfos, una montaña en el mar, de picos que sobrepasan los 2.000 metros, con numerosos ríos y arroyos que dan una vegetación y una fauna excepcionales. Desde hace más de 8.000 años, una tierra de Historia y Cultura y las tradiciones se han ido arraigando a lo largo de los tiempos y es esa parte la que ha originado esta transculturación con nuestro pueblo.

El arraigo de los corsos en la zona de Paria del Estado Sucre en Venezuela, comienza a fines del Siglo XVIII, porque podría decirse que anteriormente en la época de la conquista por los años 1.630, los franceses sólo se acercaron a esta zona atraídos por la riqueza perlífera pero sin ninguna intención de radicarse, ya que al igual que los holandeses e ingleses, se habían dedicado a la piratería y otros mas honorables se unieron a las causas independentistas o de colonización.
 

A partir de esa fecha empieza a observarse la tendencia de ubicarse en las islas cercanas, Puerto Rico, Martinica, Guadalupe, Trinidad, Tobago y Grenada, por lo que necesitaban insumos (madera, tabaco, alimentos, ganado vacuno y otros) que podían conseguir en Paria o extraer por la frontera pariana por ser el sitio más cercano y que por otra parte estaba aislado dentro de la Provincia de Nueva Andalucía a la que pertenecía, de esta forma comienzan las relaciones con los nativos y el auge comercial; Por esta región comienza la entrada de corsos ya sea por Guiria o por Carúpano, que eran ya puertos comerciales y así se fue levantando su economía propia, se cultivaba la caña de azúcar, el café y el cacao, etc.; La técnica del cultivo del cacao fue mejorada por los franceses. Es en este período que se observa un desarrollo económico en Carúpano, que lo convierte en un dinámico puerto.

Los franceses de origen corso, que comerciaban desde las islas Antillanas, vieron mayores posibilidades de radicarse en las tierras Continentales de Paria donde había menos competencia. Muchos de ellos se convirtieron en agentes de casas comerciales, los primeros en llegar se estima que fueron los Oletta, nombre también de un pueblo corso, ya que anteriormente los recién llegados adquirían el nombre del pueblo de su procedencia, luego los Luca y los Franceschi, por mencionar algunos. Luego otros corsos irán llegando traídos, bien por los parientes establecidos en la región o por su propia voluntad, pero siempre estimulados por las noticias alentadoras que los primeros hacían llegar a la Isla.

Así, gran cantidad de franceses de origen corso vinieron a radicarse a este hospitalario país, especialmente a esta zona del Estado Sucre, donde formaron hogares honorables y ofrecieron ejemplos de sentimientos generosos, de consagración al trabajo y amor al progreso en todas sus manifestaciones que aún hoy en día se hacen notar en los lugares donde se establecieron como en Carúpano, Río Caribe, El Pilar, Yaguaraparo, Irapa, Guiria y Cariaco entre otros.

En 1.827, se detectan en Carúpano, Río Caribe y Guiria los siguientes apellidos corsos controlando la actividad comercial: Oletta, Morandi, Franceschi, Paván, Luigi, Pietri, Padovani y Cipriani, entre otros. (Fragmentos de texto del Historiador Carlos Viso).
Para finales del siglo XIX, ya Carúpano era una gran ciudad portuaria con un núcleo social refinado y sólido desde el punto de vista cultural y político, es por eso que esta zona y sus alrededores es una región histórica por excelencia digna de ser recorrida y de dedicarle un espacio en honor a tan distinguida cultura que se ha entremezclado con nuestro pueblo que los acogió para bien nuestro.
Hoy en día podemos decir que los “nobles labradores de una hermosa isla mediterránea” son inseparables del proceso histórico carupanero y conforman una historia que comenzando en las Antillas francesas en los siglos XVII y XVIII y llegados después a Paria, entrelazan: “…el barroco exuberante de una plantación de cacao pariana con el refinado neoclasicismo francés…”. (Fuente: Graziani, 1.995).